El pasado día 15 de abril se conmemoró la efemérides del hundimiento del fabuloso transatlántico “Titanic” que realizaba su viaje inaugural entre Southampton y Nueva York. Fue la noche del 14 de abril del año 1912 cuando poco antes de la media noche chocó contra un iceberg y tan sólo dos horas después se hundía en las heladas aguas, a unos 600 Km al sur de Terranova y en la que murió la mayor parte del pasaje; unas 1500 personas entre ahogamiento e hipotermia.
Los restos del Titanic fueron localizados el 1 de septiembre de 1985 por una expedición franco americana a una profundidad de 4.000 metros y a 625 kilómetros al sudeste de Terranova. En ese momento se descubrió que no estaba entero sino partido en dos, lo que sugirió que se había partido en el momento del hundimiento. El descubrimiento de los restos devolvió el Titanic al presente realizándose numerosas exposiciones con objetos hallados en el barco así como difundiéndose su investigación por diversas sociedades históricas y culturales.
El suceso del “Titanic” ha protagonizado un gran número de películas y series, siendo la más célebre la película estrenada en 1997, obra del director James Cameron que consiguió ser un gran éxito de crítica y público, ganando 11 Oscar y convirtiéndose en su época en la película más taquillera de la historia (hasta el año 2010 en que fue desbancada por Avatar, otro film del mismo director), con una recaudación mundial total de 2.100 millones de dólares.
En esta película saltaron al estrellato Kate Winslet y Leonardo DiCaprio con justo merecimiento, pero además ofrece mucho más que una bella e impresionante factura técnica. El viaje inaugural del transatlántico de todos los tiempos, ocupado por la crème de la crème de la sociedad británica y americana se le antojó al director como el marco ideal para una apasionada historia de amor. Un romance que pone los pelos de punta y empatiza con un espectador que casi llega a sentirse protagonista de la historia. Rie y llora con las vicisitudes de la pareja perfecta y por supuesto sufre como nadie la angustia por el naufragio. Un réquiem dirigido a las personas que fueron a parar al fondo del mar junto a toneladas de hierro y escombros.
En la película, además de apreciarse una intensa labor de investigación, el guión y sobre todo su dirección avalan la validez de una complicada propuesta histórica. Complicada por la inimaginable recreación de unos escenarios colosales, que casi creó cátedra en el empleo de maquetas.
La película se divide claramente en dos partes. Antes del iceberg y después del mismo. En la primera parte se produce el encuentro de la pareja y el amor que surge está muy bien reflejado. Ella, Rose (Kate Winslet) se ahoga en su mundo de perfección y modales en contraposición a la vida libre de Jack (Leonardo DiCaprio) y es lo que hace que se enamore de él. También nos presenta al resto de los personajes y la grandiosidad del barco y en ella encontramos algunos de los mejores momentos de la cinta, como el intento de suicidio de Rose, la fiesta en tercera clase, el dibujo que hace Jack a Rose y la escena del primer beso, en que, como no, gracias a su magnífica banda sonora, consigue ponerte los pelos de punta.
Pero es la segunda parte la que logra conmoverte del todo ya que además de mostrar un derroche de efectos y presupuesto, vuelve a mostrar los sentimientos de los protagonistas y su desesperación por mantenerse unidos aunque para ello tengan que hundirse con el barco. La sensación del barco hundiéndose en el mar y la terrible angustia que inunda a todos los que están a bordo está realmente conseguida y hace que el espectador pase más de dos horas frente a la pantalla sin pestañear.
Por su parte, James Cameron consigue que el hundimiento del famoso transatlántico sea el mejor y el más espectacular jamás filmado. Y para que lo saboreemos bien, dedica más de 40 minutos de cinta exclusivamente a su desmoronamiento.
Quizás porque la historia es conocida, sea previsible y por eso esta película es un perfecto ejemplo de que el arte cinematográfico, a pesar de que siempre debe estar respaldado por un buen guion, es un arte eminentemente visual, en el que la puesta en escena resulta determinante para la creación de una obra de arte.
Mi recomendación: ¡No dejéis de verla! Y para eso, como siempre, podéis recurrir a nuestra biblioteca DVD PE 3837. Sigue leyendo