Se trata de una película basada en hechos reales, una película que es, sobre todo, una crítica social que consigue atrapar la atención sobre la favela más extrema de Rio de Janeiro en Brasil.
“Ciudad de Dios” es una película redonda que reproduce una mirada personal y fulgurante de uno de los principales problemas de los países en vías de desarrollo: la sobrepoblación y la creación de barriadas adyacentes de campesinos desamparados ante la inviabilidad del sector primario a pequeña escala en la actualidad.
Afrontar la adaptación, por parte de Braulio Mantovani, de la novela de Paulo Lins no era obra fácil. Y menos si se quería conseguir la misma contundencia y verosimilitud que desprendía la obra literaria. No fue un camino de rosas y esta producción brasileña tuvo dificultades obvias para rodarse en el escenario real donde sucede la historia. Ciudad de Dios, un lugar donde no impera ninguna ley, más allá de la pura supervivencia entre niños con pistolas, tráfico de drogas, pobreza y abandono.
Uno de los principales valores de la película es la alta calidad narrativa, amparada en interesantes técnicas biográficas como la trasposición de flashbacks sucesivos que rompen el esquema lineal y predisponen al espectador a tener presente los diferentes hilos de la historia en todo momento para poder irlos enlazando.
Todas las actuaciones están dotadas de un realismo atroz, que acercan la película más a un documental, grabado “in situ” que a una composición de estudio.
El gran tema de la película es la venganza, pero cercana a la rebelión interna , como en “La vida es sueño”. Los protagonistas, al igual que Segismundo, han sido encerrados sin tener ninguna culpa en una cárcel común donde no pueden sino vivir envueltos en un sueño para escapar a sus propias miserias.
Este sueño de libertad se trasforma en batallas a campo abierto para imponerse sobre los demás hasta asomarse al inmenso caos, producto sólo de los deseos de venganza que sienten los habitantes ante la realidad injusta.
Otro tema desarrollado es la fugacidad del poder. Ciudad de Dios, se convierte en metáfora en que el dominio se consigue mediante una guerra continua sin reglas en donde hay que comerse a los demás para no ser comido y estar obligado a tener un ojo en cada esquina.
El protagonista, queriendo seguir los cánones de la violencia como única arma para sobreponerse, intenta varias veces cometer un acto delictivo, pero retrasa el momento de actuar, no por cobardía sino por una conciencia superior de justicia que no le deja traicionar a sus principios. En cambio, el personaje que empieza a matar para vengarse desde pequeño, representa la disolución de los principios morales ante la sed de sangre.
En conclusión, la película nos presenta un mundo siniestro y desamparado donde los habitantes han tenido que enfrentarse directamente a las penalidades de la vida y aprender a sobrevivir sin tener una sociedad que los respalde.
La película está dividida en tres partes bien diferenciadas, no solo en cuanto al argumento, sino también por la forma que adquieren la fotografía y el montaje en cada una de ellas.
En la primera, se siguen las andanzas del trío de jóvenes e inexpertos delincuentes que se dedican a atracar buscando la vida fácil. En este primer tramo se presenta a los dos personajes fundamentales de la trama, Buscapé, un chico que rehúye el crimen y la violencia, y Dadinho, que quiere ser el delincuente más famoso de Río de Janeiro.
Esta parte es la que tiene un estilo visual más sobrio, en tonos ocre, y que recuerda un poco a la saga de “El padrino”, hablándonos sobre los orígenes del mundo del crimen. Con la muerte del principal miembro del trío, comienza el segundo acto, que al principio tiene una estética plenamente hippy, llena de color, movimiento y “alboroto”, ajustándose perfectamente a la época en que se desarrolla, los años 70, incluso haciendo uso de recursos completamente retro, como dividir la pantalla.
A estas alturas de la película, Dadinho se ha convertido en Ze, el pequeño y despiadado criminal que se apodera de los negocios ajenos matando a diestro y siniestro, mientras que Buscapé deambula de un lado a otro sin un destino concreto. Se aprecia por encima de todo, la sombra y la influencia de Scorsese.
Es además esta parte la más rica de la película, por todos los personajes secundarios que incluye y porque es la que contiene más relaciones y sentimientos.
Por fin, en el tercer tramo, en donde han ido apareciendo multitud de nuevos personajes, la mayoría definidos con un par de trazos, se llega al desenlace, que es una guerra abierta entre dos bandas que Buscapé intentará aprovechar para hacer realidad su sueño.
Aquí la manera de rodar alcanza su culmen de velocidad, que ha ido incrementándose durante toda la película, y también se alcanzan las mayores dosis de crudeza, a cada momento más sorprendente, porque los asesinos suelen ser simples niños de incluso 8 o 10 años.
En definitiva, se trata de una película grandiosa para lo que suele ser el cine modesto de Brasil, perfectamente estructurada en una magnífica adaptación de una novela con más de 300 personajes, (de los que evidentemente se han suprimido muchos y otros solo se sugieren), contada con una fuerza y una verdad arrolladoras (más de 100 actores no profesionales) y con un estilo visual moderno y atractivo.
Una pequeña joya del cine contemporáneo no-americano que aunque bebe de muchas fuentes mantiene siempre una personalidad propia. Y lo mejor de todo como siempre es que podéis encontrarla en la biblioteca DVD PE 2968.