Yuju!!!! Justo dentro de una semana estaré de vacaciones y, ¿Qué es lo que uno hace en vacaciones? Vaguear, no madrugar, ir a la playa, a la piscina, estar con los niños, leer «libros tontos», vaguear de nuevo…en fin. Y si la agenda lo permite, y el bolsillo también, es momento para viajar, como los protagonistas del libro que hoy os propongo, Viaje con Clara por Alemania de Fernando Aramburu.
El libro lo leí hace unos años, así que desgraciadamente no lo tengo muy fresco, pero lo que sí recuerdo profundamente, es que me encantó. Aramburu nos propone un viaje diferente, ya que no es un viaje por placer. ¿Se os ocurre motivos por el que viajar no sea un placer? La verdad es que pensándolo hay unos cuantos; en concreto, en este libro el viaje es por motivos de trabajo.
Clara, que ha recibido el encargo de escribir una guía personal de Alemania, convence a su pareja para tomarse un periodo sabático y viajar juntos por el norte del país. Para ella significa la oportunidad de rematar una obra inspirada. Para él, en cambio, un extranjero que lleva pocos años en el país, será ocasión de unas vacaciones placenteras, con el solo inconveniente de visitar museos… o librerías donde preguntar por el libro publicado de su mujer. Pero por más que el recorrido y las actividades estén organizados al germánico modo, enseguida surgen problemas: menores algunos, como las jaquecas de ella o sus crisis de inspiración, que obligan a Clara a quedarse en el hotel y a él a realizar el correspondiente reportaje; otros más graves, como la irrupción de la familia alemana, o de algunos amigos de un ecologismo radical, que proporcionarán al viaje sus momentos más hilarantes y más enternecedores. La clave, es que estamos leyendo la crónica que él, que no es escritor, se ve obligado a redactar para recoger todo aquello que la guía de su mujer ha obviado.
Esta crónica paralela, que el narrador hilvana página tras página, es la obra que el lector tiene ante él, a menudo centro de sus reflexiones, y que acabará convirtiéndose en una novela para cuya publicación recibe una sustanciosa oferta.
Lo que al narrador le interesa primordialmente no son los monumentos arquitectónicos, los recuerdos históricos o las manifestaciones artísticas, sino la estampa de su mujer con su cuaderno de notas, sucesos nimios, tipos pintorescos, penalidades fisiológicas, disputas conyugales, comidas, percances anecdóticos.
Hay pasajes memorables y a menudo hilarantes: el desalojo nocturno de enseres en casa de la tía Hildegard, el arreglo de la cañería, la degustación de ocho bombones en el cementerio de Worpswede, la expedición nocturna a la Herbertstrasse de Hamburgo, la cena en casa de Irmgard y otras peripecias acreditan la presencia de un extraordinario narrador, capaz de anotar minuciosamente el cúmulo de discusiones matrimoniales que parecen distanciar a la pareja para luego, en unas pocas líneas magistrales, condensar el sentimiento amoroso indestructible que mantiene su ilusionada convivencia.
Un libro de viajes diferente, más bien sería el itinerario de cómo se prepara una guía de viajes, y como siempre aquí, en tu biblioteca.
Como dije al principio no tengo fresca la novela, así que me he tomado la licencia de copiar algunas líneas de la reseña que publicó Ricardo Senabre en elcultural.com. Si quieres verla completa pincha a continuación:
http://www.elcultural.com/revista/letras/Viaje-con-Clara-por-Alemania/26699
Por cierto, si eres de esas personas que les gusta viajar con la imaginación, en la primera planta tenemos una sección de libros de viajes, que seguro que hará las delicias del viajero más intrépido. Fíjate en la signatura, esa etiqueta en la parte baja del lomo de los libros, todas ellas empiezan por N-V.