FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN
Estamos en la época del año de los festivales de cine por excelencia. Ya hablamos del Festival de cine de Málaga y hoy le toca el turno al Festival Internacional de Cine de San Sebastián que se está celebrando en estos momentos.
Este Festival nació el 21 de septiembre de 1953, como consecuencia de una iniciativa empresarial. Un grupo de empresarios donostiarras la excusa perfecta para alargar la temporada estival de la capital guipuzcoana. Era también la posibilidad de mostrar al mundo una imagen más amable y aperturista del régimen y no hubo dudas a la hora de apoyar el proyecto. En esa primera edición, el Festival se denominó 1ª Semana Internacional de Cine y sólo se concedieron premios al cine español. La guerra de Dios fue galardonada como la mejor película y su director Rafael Gil obtuvo el premio al mejor director. Francisco Rabal y Julita Martínez obtuvieron, a su vez, el premio al mejor actor y a la mejor actriz respectivamente.
Tras el éxito de la propuesta al año siguiente el certamen fue presentando como Festival Internacional de Cine obteniendo la categoría B, no competitivo. En la tercera edición, correspondiente al año 1955, se le reconoció como certamen competitivo y especializado para películas en color. Se instituyó además el premio Concha de Plata. La película que logró el galardón fue la italiana Giorni d’amore de Giuseppe de Santis. Era la primera película extranjera premiada en el festival.
Los días de esplendor del Festival
En 1957, tras un periodo de incertidumbre, el Festival estableció lazos de complicidad con el cine de Hollywood y dio un paso de gigante al lograr la categoría A, la máxima a la que puede aspirar un certamen cinematográfico. El premio oficial hasta el momento -la Concha de Plata- pasó a denominarse por primera vez Concha de Oro. La nonna Sabella de Dino Risi fue la película que tuvo el honor de adjudicarse el recién instituido galardón. En la edición de 1957, además, Giuletta Massina logró el premio a la Mejor Actriz por su maravillosa interpretación en Las noches de Cabiria de Federico Fellini. La esencia del festival donostiarra quedaba configurada; una apuesta decidida por el glamour que ejercen las estrellas del séptimo arte y el innegable encanto de una ciudad que explota al máximo la belleza de su entorno natural, la decadente elegancia de su paisaje urbano y la riqueza de su gastronomía y de su cultura popular.
La alianza con la industria americana dio sus frutos pronto. En 1958 tres mitos de Hollywood colocaron sus nombres en la historia del Festival de San Sebastián logrando distintos premios del certamen. Alfred Hitchcock presentó en la Sección Oficial una de sus obras maestras, Vertigo, aunque, incomprensiblemente, fue la película polaca Ewa chce spac, de Tadeusz Chmielewski la que logró el máximo galardón. El genio del suspense tuvo que conformarse con la Concha de Plata. James Stewart (Vertigo) y Kirk Douglas (The Vikings), mientras, obtuvieron, ex-aequo, el premio a la mejor interpretación masculina. Al año siguiente Hitchcock volvió a San Sebastián con otra obra maestra Con la muerte en los talones, pero de nuevo se quedó a las puertas de la Concha de Oro. Historia de una monja de Fred Zinnemann fue la película que le arrebató la gloria. Audrey Hepburn logró en esa edición el premio Zulueta a la interpretación femenina por su brillante interpretación en el largometraje de Zinnemann.
Durante los sesenta y los setenta el festival siguió creciendo dejando en el camino momentos que están ya grabados con letras de oro en la Historia del Cine, con estrellas como Marlon Brando, Jack Lemmon o Lee Remick, Ava Gardner, Blake Eduards o John Huston, Elia Kazan o Coppola, Orson Wells, George Lucas, entre muchos otros.
Entre 1980 y 1984 San Sebastián vivió un periodo de crisis. El peor, sin lugar a dudas, desde que en 1957 obtuviese la categoría A. Y es que durante estas cuatro ediciones la FIAPF retiró dicha categoría al certamen y éste se convirtió en festival no competitivo con premios no oficiales. Uno de los logros en esta dura etapa llegó en 1984 cuando una de las mejores películas del cine contemporáneo, Rumble Fish-La ley de la calle de Francis Ford Coppola participó en el certamen logrando el Gran Premio de la Crítica Internacional. Este periodo de crisis se cerró en 1985 con la obtención nuevamente de la categoría A.
También en 1986, dentro de esta política de captar estrellas para relanzar el festival, se instituyó el Premio Donostia como homenaje a cineastas que han logrado, gracias a su talento, transformar sus carreras artísticas en mito. El primero en recibirlo fue Gregory Peck (1986).
A pesar de las dificultades, de competir con rivales poderosos en el calendario como Venecia y Cannes, el Festival de San Sebastián ha logrado consolidarse quedando como señas de identidad del mismo la capacidad de seducción de la ciudad, el glamour de las estrellas de cine fieles a la cita del certamen y la masiva asistencia de público a las proyecciones. De hecho, es difícil encontrar otro festival de categoría A con tan alta participación de público. Se ha convertido, de cara a la proyección internacional del cine del pais, en una de las imágenes más destacadas que posee España y en uno de los festivales de cine más importantes de Europa junto a los celebrados en Venecia, Cannes y Berlín.
La biblioteca pone a vuestra disposición un buen número de películas que han obtenido galardones en este festival de cine.
No os las podéis perder. Sólo tenéis que venir a la biblioteca.
¡¡ Feliz semana!!