«Lion», basada en la novela “Un largo camino a casa” de Saroo Brierley, es la historia real de una vida perdida y encontrada. Es quizás una de las películas que más me han conmovido en los últimos tiempos. Fue merecidamente nominada, en mi opinión, en seis categorías a los Premios Oscar en la edición de 2017.
La película aborda por un lado, el largo periplo de un niño muy pequeño, perdido mientras, subido en un tren, acompañaba a su hermano mayor en busca de trabajo, en la inmensidad de una India plagada de miseria y pobreza y por otro, un conflicto dramático que pocas veces hemos podido ver en el cine y es la crisis de identidad que sufre un hijo adoptado entre la infancia y la madurez.
El viaje del pequeño Saroo incluye un trayecto de varios días encerrado en un ferrocarril, la pérdida por las calles sobrecargadas de Calcuta, el intento de secuestro por parte de una mujer que esconde horribles intenciones, el encierro en un orfanato demoledor y, finalmente, la adopción por parte de una pareja australiana. Cuando la posibilidad de volver con su familia se desvanece (el niño no conoce el apellido de su madre analfabeta, no habla bengalí y ni tan siquiera recuerda el nombre exacto de su pueblo), la acogida por parte de una pareja occidental ¿resulta el único final feliz posible?.
La película parece que contesta afirmativamente a esta pregunta hasta que Saroo se empieza a cuestionar su identidad, y esto queda perfectamente reflejado en el que es quizás el momento más dramático de la película, en la conversación que Saroo mantiene con su madre adoptiva respecto a la necesidad que él siente de reencontrarse con su madre biológica y aquí surgen varios temas interesantes. Por un lado la idea de que un niño no es una página en blanco sobre la que sus padres adoptivos puedan escribir su historia ideal de familia feliz, y por otro el hecho de que la madre adoptiva confiese que su adopción no fue por necesidades biológicas sino por verdadera convicción moral.
El guion excelente de Luke Davis, nominado al Oscar, utiliza un recurso muy curioso y es hacer que a través de la comida, el pequeño Saroo reviva recuerdos e incluso su propio origen. La comida está muy presente en la película.
El actor protagonista, Dev Patel logra de forma brillante y convincente transmitir con una gran sensibilidad y delicadeza, esa sensación de frustración, confusión, y dolorosa pérdida de alguien separado de su familia sin previo aviso, además, realiza una interpretación tan magnífica, intensa y emotiva que consigue introducirnos con suma facilidad en el interior de su personaje, y hacernos sentir en primera persona la angustia asfixiante y el profundo sufrimiento de Saroo por buscar y encontrar sus verdaderos orígenes e identidad, mientras que Nicole Kidman, con este papel da la sensación de que rejuvenece profesionalmente, con el retrato de un personaje perfectamente matizado de una madre cariñosa, comprensiva y con mucha paciencia. Una portentosa actuación merecedora de una nominación al Oscar.
Además, hay que destacar la actuación del pequeño actor Sunny Pawar en el papel de Saroo de niño, ya que directamente te toca el corazón.
El director Garth Davis y su responsable de fotografía, Greig Fraser, también nominado al Oscar, nos deleitan con amplios y hermosos paisajes, presentados a través de largos planos aéreos panorámicos, sobre todo, de las impresionantes llanuras secas de la India Central. Garth Davis encuentra una fantástica solución usando el ojo del mundo que todo lo ve, de la herramienta Google Earth, como inspiración. Así vemos como las grúas y las cámaras imitan la experiencia de desplazarse por Google Earth con lo que visualmente resulta bastante sorprendente. La nominación al Oscar a la Mejor Fotografía está más que justificada.
“Lion” plantea diferentes cuestiones de peso a lo largo de los 120 minutos que dura la cinta como la pobreza, la adopción, la explotación y la más poderosa, la identidad. La película reúne todos los ingredientes para ser un auténtico éxito, posee un toque algo edulcorado, quizás para suavizar el duro trasfondo del tema. Está tratada con mucho tacto y delicadeza, y lleva el sello inconfundible de las grandes producciones de Hollywood: «Basado en Hechos Reales», para dar mayor autenticidad, fuerza y emotividad a la narración. A pesar de saber eso, es inevitable que al finalizar la película uno tenga la sensación de haber visto una grandiosa, conmovedora y hermosa cinta que te llegará a lo más hondo del corazón.
Y al final, conviene no desconectarse durante los créditos para no perderse el emocionante encuentro de los verdaderos personajes en la vida real. Y como ya sabéis, pasad por la biblioteca, llevadla a casa y disfrutadla. DVD PE 4542