«A todos los que equivocaron su camino… y aún está a tiempo de rectificar»
Hoy en nuestra sección una novela inédita de Elena Fortún. la creadora de Celia (probablemente el personaje infantil más importante de la literatura en español): Oculto sendero.
Narrada en primera persona, en esta novela de carácter autobiográfico vamos a acompañar a su protagonista, María Luisa Arroyo, desde la infancia hasta la edad adulta. María Luisa no es una niña «normal». No le gusta vestir como las demás niñas ni ponerse lazos en el pelo, las conversaciones de chicas le aburren y tampoco le gusta jugar con muñecas. Es como se dice despectivamente un «marimacho», y el hecho de ser un «chicazo» e «instruida» la aísla del resto de niñas de su edad. Este aislamiento e incomprensión, hace que crezca en un ambiente de soledad y opresivo, en el que tampoco encuentra apoyo en su madre, una mujer asfixiante y deprimida, la cual opina que a una hija hay que educarla como Dios manda (en los roles de género tradicionales) y «era justamente lo que Dios mandaba lo que yo no quería hacer».
La gran sensualidad de la pequeña se hace patente en su apreciación de la belleza, provenga ésta de la contemplación de un árbol, del mar o de las mujeres (desde muy pequeña siente fascinación por la belleza femenina). Ante la belleza reacciona físicamente, en el polo opuesto, ya desde la infancia, la sexualidad masculina se retrata como cruel e insensible, cuyo único fin es satisfacer las necesidades masculinas. «Los hombres siempre vieron en mí un ser extraño, poco femenino, al que gustaban de humillar como si sospecharan en mí cierta rivalidad ridícula…» No es de extrañar, por tanto, que a lo largo del libro la narradora haga defensa de la castidad.
Oculto sendero está dividido en tres partes tituladas Primavera, Verano y Otoño. Primavera se ocupa del comienzo de la vida, la niñez de la protagonista. Verano cubre su juventud, fugaz y jalonada por predecibles ritos de paso: el cortejo, el noviazgo, el matrimonio, la maternidad y la muerte de la madre que marca el comienzo del otoño, época de la madurez y de la consolidación de la experiencia y conocimiento. En Otoño, se llega al presente de la concienciación desde el que María Luisa Arroyo podrá narrarse. No hay una cuarta que se titule Invierno. Fin de otoño. Octubre, Noviembre y Diciembre son los títulos de los tres capítulos finales.
Son muchas las amigas y mujeres que desfilan por Oculto sendero influyendo a la narradora y sirviéndolo de pretexto para adentrarse en le terreno de la identidad sexual: Dulce Nombre, la prima mayor de la que ella se enamora; Consuelo, la cuñada por la que se siente atraída y cuyo apego hace que descuide a su hija María José; la poetisa Julieta, que le hablará de la existencia del «oculto sendero» del título; las ancianas y vivarachas solteronas tía Teresa y tía Manuelita, figuras maternales con las que empatiza más que con su propia madre; Florinda, su primera amante; Lolín, Rosita y Fermina, lesbianas y modernas, reflejo de ella misma y sus apetitos, y que le acercarán a un mundo hasta entonces desconocido.
En contraposición, su relación con los hombres resulta decepcionante. Se casa con Jorge Medina -su profesor de pintura de cuando era niña- pensando que en él encontraría un alma gemela. La realidad es otra bien distinta, es un ser mediocre que no soporta los éxitos de María Luisa como artista y que piensa que la mujer solo sirve para estar en casa y satisfacer las necesidades del marido: «El hogar y la maternidad llena los principales años de vuestra vida y no hay lugar para estudios lentos y concienzudos, que os apartarían de vuestra naturaleza femenina».
Oculto sendero es una particular novela de aprendizaje, cuyo principal interés radica en su tratamiento de la identidad sexual y genérica, y en retratar la situación de la mujer creadora en las primeras décadas del siglo XX -los años de las «modernas» o «las garzonas»- y su problemática relación con el otro masculino que corta o dificulta su autoría y emancipación (la relación de María Luisa con Jorge, su marido).
Es una novela en la que se narra un doloroso proceso de concienciación que culmina con la aceptación de vivir recorriendo un oculto sendero. Ella no se identifica con esa sociedad «normal» que «no tiene otro fin más que reproducirse» en una cadena infinita de «honradas casas, llenas de lujuria, de lloros de chicos y olor de pañales..»; sin embargo, como ella misma dice: «Era una mujer como todas, aún más mujer que ninguna, porque todos los atributos femeninos de resignación, afectación, falsedad, dulzura y mansedumbre superaban en mí a los de otras mujeres».
Una magnífica novela que nos invita a reflexionar y que la autora no quiso publicar, quizás por la temática tan peliaguda: cómo ser mujer y, además lesbiana, a principios del siglo XX (la novela transcurre antes de la guerra civil), y que gracias a la labor de investigación de Marisol Dorao, tenemos la fortuna de recuperar.
A pesar de la profundidad del tema tratado, la novela tiene también mucho humorismo, sobre todo durante la infancia de María Luisa, con una escritura al más puro estilo Fortún, hecha de diálogos plenos de viveza teatral y capítulos no muy extensos. Yo no leí los libros de Celia, pero sí vi la adaptación que hizo televisión española con la serie dirigida y producida por José Luis Borau, con guion de Carmen Martín Gaite, allá por los 9o; y he de decir que en María Luisa niña, he visto mucho de Celia; no es de extrañar, Celia tiene mucho de Elena Fortún, y por consiguiente, María Luisa también.
Encarnación Aragoneses Urquijo (1886-1952), más conocida como Elena Fortún, (nombre que cogió de un personaje de una novela de su marido), es sobre todo conocida por su serie de libros de Celia, clave en la literatura infantil del siglo XX. Además de Celia, su personaje más popular, creó otros personajes como Cuchifritín y Matonkiki, también protagonistas de ciclos novelísticos, y otros como Mila, Roenueces, el Mago Pirulo, el Profesor Bismuto, Lita y Lito y La Madrina. Elena Fortún comprendía como nadie hasta el momento la psicología infantil y se granjeó la simpatía de la infancia, que se podían identificar fácilmente con sus personajes rebeldes y reconocibles en la calle. En la biblioteca, además de esta magnífica novela, también podéis encontrar Celia en la revolución, un volumen asombroso sobre la guerra española que no vio la luz hasta los 80, gracias a la Editorial Renacimiento.
Para saber más: https://elpais.com/cultura/2017/01/27/actualidad/1485534991_128796.html
(Fuente: Algunos datos han sido extraídos del magnífico prólogo del libro de Nuria Capdevila-Argüelles)