Hoy os traigo a nuestra sección un libro sumamente exquisito, para chuparse los dedos, Íntimas suculencias, de Laura Esquivel.
Uno es lo que come,
con quién lo come y
cómo lo come.
Este jugoso libro, que se puede leer en poco más de una hora, viene de la la autora de la maravillosa «Como agua para chocolate«, a la que hace referencia en varios de sus textos. A raíz de la publicación de la novela, la revista Vogue le propuso que se encargara de la sección de cocina. Para dicha sección, Esquivel creó pequeñas historias que acompañaban a las recetas. Algunas de estas historias están recogidas en este pequeño libro. (Pequeño por formato, pero grande en contenido).
El primero de los textos, En torno al fuego, nos cuenta como se gestó su novela más famosa: «…Compartir con todo el mundo mis dudas y mi experiencia culinaria, amorosa, cósmica…, y escribí Como agua para chocolate». Además de ser un alegato a favor de la vuelta a la cocina de las mujeres. Centradas en ocupar un nuevo puesto en la sociedad, muchas de ellas se habían olvidado de esas «pequeñas cosas» , como cantaba Joan Manuel Serrat, que realmente importan. Este planteamiento le vino a la autora a raíz del nacimiento de su hija, cuando intentó llevar a la práctica las recetas que tantas veces había visto hacer a su madre y a su abuela : «Yo quería que mi hija conociera su pasado, comiendo lo mismo que yo había comido en mi niñez»
Otro de los textos, el que da título al libro, es un Tratado filosófico de cocina. Desde el inicio, con Adán y Eva, a la actualidad. «Alimentamos nuestra nostalgia«.
También nos habla de su amiga Josefina Howard, con quien comparte nacionalidad sin ser mexicana: «La nacionalidad no la determina el lugar donde uno fue dado a luz, la nacionalidad la determina los sabores y olores que nos acompañan desde niños«. Josefina, propietaria y regente de un restaurante en pleno Manhattan, el Rosa Mexicano, traslada a sus comensales al México más genuino a través de sus recetas, que van desde las más tradicionales a las más innovadoras : «La fraternidad del fogón es una de las más fuertes. Cuando uno entra a un lugar y reconoce los olores que emanan de una olla de frigoles, de unas tortillas recién hechas o de un simple guacamole, uno sabe que está pisando un pedazo de suelo mexicano.«
Y…¡Cómo no!, «El chile»: «¿Quién puede recordar cuándo fue la primera vez que sintió ardor en la lengua, sudor en el cuero cabelludo, lágrimas en los ojos y secreción nasal a causa del chile«? . El chile siempre presente en los platos, presente incluso en el habla: «¿Quién no se ha enchilado alguna vez?, usado, además de en la cocina, en prácticas de magia y encantamiento, como uso medicinal, etc. «Si uno es lo que come, con quien lo come, cómo lo come y el sentido que da a lo que come, se puede concluir que los mexicanos somos hijos del maíz, pero fuimos amasados con chile«.
Historias con mucho sentido del humor, algunas muy críticas, como una que habla del machismo y otra que nos describe a la Madre bruja (uno de mis preferidos), etc.
En fin, un menú degustación muy completo, servidos en pequeñas dosis y aderezado con unas ilustraciones preciosas. Y como siempre aquí, en tu biblioteca.