Hoy quiero recomendar una película que no resulta fácil de ver ni de valorar. Es una película controvertida. De hecho cuando se estrenó, suscitó un debate tanto sobre el desenlace como sobre la posibilidad de que su director, Nolan, nos hubiese tomado el pelo disfrazando una película de una forma para ser realmente otra cosa. Existen numerosas teorías sobre la película, desde lo plausible hasta hipótesis sin pies ni cabeza. Para mí, la idea de su director es construir un universo de los sueños.
De hecho, esta racionalización de los sueños es algo que desde determinados sectores se ha atacado con fuerza, en la creencia de que sólo puede mostrarse de forma alocada y con poco sentido, cosa con la que no estoy de acuerdo puesto que, para mí, es una de las bases del relato.
El equipo de Cobb, el arquitecto, diseña los sueños, ajenos y propios, a partir de la máquina que tiene a su disposición. Otro elemento muy sabiamente utilizado es el de los totem, los objetos que los personajes utilizan para saber que no están dentro de un sueño ajeno, pero que también ejerce un papel vital dentro del contacto con la realidad del protagonista, ya que el matiz de que el objeto perteneciera anteriormente a su esposa es tan revelador como que el resto de personajes jueguen un papel casi anecdótico en el relato.
Por lo demás, los sueños son el espacio en dónde Nolan no pone límites a su grandilocuencia visual, con un empleo magistral de la combinación de la cámara lenta y el tiempo que pasa realmente en cada uno de los niveles del sueño, a la hora de ir dando información al espectador.
Posee un deslumbrante diseño de producción y la banda sonora de Hans Zimmer es de las que marcan época. En cuanto al reparto, a pesar de que Nolan con frecuencia se ha mostrado fiel a aquellos intérpretes con los que ha conseguido una buena sintonía, como Christian Bale o Michael Caine, en este caso recurre a un actor con el que llevaba años queriendo trabajar, y ese es Leonardo DiCaprio, que siempre le había dado largas, pero que esta vez, al leer el guion, le pareció demasiado suculento como para rechazarlo. ¿Hubiese sido Bale el protagonista de haberse negado DiCaprio?. Muy probablemente, pero ahora resulta imposible imaginar esta película sin DiCaprio en el papel de Cobb.
La verdad es que DiCaprio es, al igual que Bale en los últimos años, un actor ideal para el cine de Nolan puesto que dota a sus personajes de una tremenda intensidad que casa muy bien con el tono habitual de las obras de este director. DiCaprio comprende a la perfección que Cobb no es un maleante, sino un animal herido al que su mayor don le llevó por el camino de la amargura. Se trata de una elaborada evaluación psicológica del protagonista para conseguir que supere sus heridas emocionales.
En esta película se producen algunos contrastes con respecto al cine anterior de Nolan, en el que las obsesiones no eran algo que se pudieran curar sino que te destrozaban la vida irremediablemente. Aquí, DiCaprio está memorable tirando de carisma al principio para luego ir sacando a la luz su obsesión, el inevitable dolor que trae la misma y su determinación por dejarla atrás.
El resto del reparto es excepcional. El otro personaje clave es Marion Cotillard, que da vida a la esposa del protagonista y que está magnífica, y más si tenemos en cuenta que oscilar entre algo cercano al concepto de mujer fatal y sufrida esposa que sólo quiere estar con su marido, no es nada fácil. El resto de los personajes son consecuencia de la necesidad de entrar en los sueños ajenos, aunque he de decir que con interpretaciones impecables como Joseph Gordon-Levitt que quizá hubiese merecido un poco más de cancha, pero que tiene varios momentos de gran lucimiento, Tom Hardy que derrocha carisma y encanto, Ken Watanabe cumple a la perfección como el que encarga el trabajo y Dileep Rao que cumple con corrección en el que quizá sea el personaje menos interesante de la función.
Ellen Page ocupa un lugar especial ya que su personaje tiene más riqueza y desarrollo pese a que se diluya un tanto en el tramo final. Y es que Ariadne es la representación del espectador dentro de “Origen” puesto que es la única que no está realmente familiarizada con lo que el protagonista pretende, así que a través de ella vamos descubriendo lo que nos espera en la segunda parte de la película.
En definitiva, “Origen” es una película muy recomendable, con un acabado técnico impecable, una puesta en escena casi siempre brillante y un maravilloso trabajo del reparto que compensa con creces sus defectos.
Red de Bibliotecas de Fuengirola 